• Gomezpalatinos viven por primera vez el Grito de Independencia con la alcaldesa reelecta Leticia Herrera Ale.
  • La Fiesta Mexicana contempló a todos los habitantes, la verbena popular se vivió en familia.

Luz Hernández/ Gómez Palacio, Durango Fotos: Verónica Hernández.

Los festejos por el Aniversario 212 de la Independencia de México en Gómez Palacio, Durango, empezaron temprano, y no se les vería fin hasta que al día siguiente empezara a oler a menudo bien picoso, con su cebollita, orégano, limón, y para rematar uno o dos panes francés, para ayudar a aquellos que disimuladamente se les fue el alcohol hasta las nubes.

En México no todos los días se hace una fiesta tan grande, que regala un día inhábil después, para seguir enfiestados, ¿cómo no vamos a celebrar eso? Es que no había pretexto, no hoy. Cualquier mexicano debe celebrar a los Héroes que nos dieron Patria. De eso se encargó la organización del nuevo Ayuntamiento de Gómez Palacio, al mando de la alcaldesa Leticia Herrera Ale.

En el cruce de las calles Morelos y Centenario, estaba atravesado el camión de viaje de La Orquesta de Beto Díaz, directamente de Fresnillo, Zacatecas, que amenizó la tarde a partir de las 7:30 de la noche. El nombre de Beto Díaz me resultaba familiar de algún lado, y cuando comencé a escuchar con claridad las notas que me llegaban, entendí por qué. Es la música que mi abuelo suele escuchar para bailar en casa desde que tengo memoria: “Mira qué sabroso camina, así, de medio lado, así, de medio lado.”

Así de medio lado andaban todos los abuelitos bailando el chachachá. Eran incontables el número de cabecitas blancas que se movían a través de toda la calle a modo de pista. Se les olvidó la artritis y el cansancio. Ellos estaban fascinados, se podía ver en sus risas y en sus pláticas cómplices, lo mucho que estaban sintiendo su juventud.

Los más de 15 músicos arriba del escenario, impecables con su traje color arena, camisa azul y corbata roja, y la cantante, deslumbrante con su brillante vestido dorado, eran la viva imagen de que no hay mayor dicha que disfrutar tu trabajo. De La del Vestido Rojo pasaron a Roberta, a Tequila y, a Ya Llegó el Manicero. Hasta que acabaron de tocar en la noche, los abuelitos fueron sus mayores fanáticos al pie del cañón.

En la Plaza de Armas, frente al quiosco, donde estaban apagadas las fuentes de colores, se encontraban numerosos puestos ofreciendo distintos productos; joyería, ropa mexicana, piñatas, jabones y cremas artesanales, bisutería, y mucho producto con la etiqueta kawaii, un adjetivo japonés para referirse a lo bonito o tierno. Sí, una vez más demostrando que México ha sido y será una mezcla de diferentes rasgos culturales del mundo.

Alrededor de toda la Plaza de Armas había otros puestos de comida; tacos dorados, tamales, elotes, churros, hot-dogs y aguas frescas. El problema era que no tenían clientes. Es que eran los puestos de la verbena popular, tenías que comprar tu boleto para intercambiarlo, pero ¿a quién? Si no había ningún puesto de venta de boletos. La señora de los hot-dogs dijo que una muchacha y un muchacho los andaban vendiendo. ¿Así cómo les iban a comprar? Con razón los puestos de las otras calles estaban todos llenos.

Caminando por el boulevard Independencia, ahora paseo, había vallas amarillas en los límites de la calle, para respetar las banquetas de los negocios y casas de por ahí. A diferencia de otros años, todos los puestos de vendedores ambulantes y los baños públicos para damas y caballeros, se distribuyeron en las calles laterales (Victoria y Allende) al Paseo.

A la altura de la calle Morelos y Victoria se colocaron dos pantallas gigantes y bocinas para que el público, que no pudiera llegar hasta la explanada de la Presidencia Municipal ubicada en la calle Madero, disfrutara de la transmisión en vivo.

Palomita de aprobación para los organizadores del evento, porque pensaron en todo. Contar con la presencia del Heroico Cuerpo de Bomberos, elementos de Protección Civil, la Policía Municipal y trabajadores del Ayuntamiento para mantener el orde, brindaba una sensación de seguridad en caso de cualquier percance.

La alcaldesa municipal recién electa, Leticia Herrera Ale, estaba cumpliendo su promesa de campaña, haciendo que Gómez Palacio vuelva a brillar, porque cada palma de la calle estaba iluminada con tiras de luces LED, y en la Presidencia, toda la fachada brillaba con la misma intensidad en tonos tricolor, iluminando las sillas colocadas a los pies del escenario, las dos gradas totalmente llenas y la gente caminando en el Paseo Independencia.

Ahí en el escenario principal se presentaba la cantante, orgullosamente gomezpalatina, Mayra Vargas. Quien, vestida de una larga falda roja, blusa típica blanca, y su cabello trenzado y recogido con listones blancos, cantó éxitos de grandes artistas como: Aunque sea en otra vida de Edith Márquez y El Triste de José José.

Al terminar su presentación dio paso al Ballet Folclórico de Nuevo León, cuyos bailarines exhibieron majestuosos trajes y su mejor sonrisa, para acompañar sus pasos de baile. Al terminar su participación, el mimo Erón Vargas subió al escenario caracterizado como un independentista muy poco convencional, que logró sacarle al público unas grandes carcajadas con su interpretación.

A las afueras de la Catedral de Guadalupe, otros independentistas se preparaban para representar por primera vez en Gómez Palacio, el levantamiento en armas del Pueblo. El protagonista, el cura Hidalgo, ordenó que sonaran las campanas, los convenció de dejar de ser esclavos, levantó el estandarte de la Virgen de Guadalupe, se subió a su caballo, y avanzó derecho hasta la Presidencia. Encabezados por la Banda de Guerra de la Policía Municipal, acompañados por alumnos pertenecientes a la banda de guerra de distintas escuelas, cabalgaron los actores principales que representaron a nuestros héroes; el capitán Allende, José María Morelos y Doña Josefa. Tras ellos una enfurecida turba con machetes y antorchas. Lo único más enfurecido que la turba, era la cuadrilla de limpieza que corría limpiando las heces de los caballos.

Pero finalmente había llegado el momento culminante, el Grito. El acto solemne comenzó con una breve presentación de la Banda de Guerra de exalumnos del Instituto 18 de Marzo, posteriormente se presentó la Presidenta Municipal, Leticia Herrera y su gabinete. En el balcón presidencial la acompañaban el Coronel Cesario Juventino Rojas, Comandante del 72° Batallón de Infantería, Carlos Herrera, Coordinador del Ayuntamiento, Vicente Reyes, Secretario del Ayuntamiento, el Síndico Municipal, los Regidores, los Jefes de departamentos y algunos Diputados Locales. 

Para saludar a la bandera se entonó el Toque de Bandera y tras la lectura del Acta de la Independencia llevada a cabo por Vicente Reyes, la alcaldesa se apoderó del micrófono y ondeando la bandera gritó.

“Mexicanos, vivan los héroes que nos dieron patria y libertad. Viva Hidalgo. Viva Morelos. Viva Josefa Ortiz de Domínguez. Viva Allende. Viva Aldama. Viva la Independencia Nacional. Viva México. Viva México. Viva México”.

Las campanas sonaron, las cornetas se elevaban por encima de los vítores, y la gente gritaba cada vez más fuerte ¡Viva México!, antes de entonar el Himno Nacional y nuevamente el Toque de Bandera para despedirla.

El gritó terminó con el espectáculo de fuegos artificiales y la invitación a permanecer en el baile para continuar la fiesta mexicana, en el que se presentó Grupo Marca Registrada, y de asistir el día siguiente al Desfile Militar.

Las autoridades desaparecieron del balcón presidencial y los asistentes estaban ansiosos por la presentación del grupo. Que salieron con poco más de una hora de retraso, cerca de la media noche. Unos dos, tres pasitos, bien bailaditos, y a dormir. Si es que pensaban hacerlo.

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