Según datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de enero de 2018 a diciembre de 2020 se presentaron 610, 373 denuncias de violencia familiar en México. En el municipio de Gómez Palacio, Durango, Sandra Sierra Limones, activista en favor de los derechos de las mujeres, lucha para que el Gobierno del Estado aplique justicia en las denuncias que le corresponden.
Por Estefanía Hernández
Además de ser mujer, es mamá, comunicóloga, funcionaria pública, política y activista. Sandra Sierra está sentada al estrado frente a un grupo de curiosos estudiantes de comunicación. Su chamarra gris contrasta con la madera café que recubre la pared, tan café como el que se está bebiendo. Luce bastante tranquila y alegre. Parece una persona a la que es fácil acudir para contarle cualquier problema o dificultad que se pueda tener; es encontrar en su mirada consuelo, pero también fiereza y disposición para ayudar. Tal vez eso se debe a su experiencia en el activismo trabajando para mujeres que han sido violentadas pues, aunque no tuvo una experiencia propia que la acercara a ese mundo considera que pelear por ellas es una cuestión de igualdad de condiciones.
−Soy una mujer muy privilegiada y es lo primero que yo creo que tienes que asumir para buscar que los demás tengan, más o menos, a lo que tú has tenido acceso −dice con una voz que demuestra determinación.
Como iniciadora de la Fundación por la Promoción, el Desarrollo y Empoderamiento de las Mujeres (Funprodem A.C.) y directora del Instituto Municipal de la Mujer (IMM) en el municipio de Gómez Palacio, Durango, parte de sus labores diarias consisten en ofrecer atención psicológica, asesoría jurídica, acompañamiento legal, y grupos de reflexión para mujeres víctimas de violencia como la joven (Y) o la señora (N), quiénes por razones de seguridad permanecerán en el anonimato.
(Y) se enamoró y tuvo hijos del hombre equivocado, un hombre expresidiario y violento, a quién por medio de amenazas le entregó la guardia y custodia de su hijo mayor. Su problema no fue huir, fue recuperar a su bebé y recaer en las garras de su agresor. Él, que le arrancó el DIU para volver a embarazarla. Él, que la acusó de violencia familiar y de pedirle una casa y un auto a cambio de su hijo. Él, que le prohibió las visitas familiares que un juez ya había autorizado. Él, que maneja por medio de su dinero a la Vicefiscalía de Gómez Palacio.
La señora (N) se dio cuenta de que su esposo abusaba sexualmente de su hermana. Ella se fue huyendo y, después de denunciar tenía la esperanza de que el agresor fuera sorprendido y aprehendido por la policía. Sin embargo, el tiempo estimado para que lo detuvieran era de un mes, porque en su caso, después de la denuncia se tenía que hacer el dictamen psicológico, y de la Vicefiscalía irse al Centro Especializado en Niños, Niñas y Adolescentes, para finalmente poder ratificar la demanda.
En Gómez Palacio, del 3 de diciembre de 2021 al 4 de enero de 2022, el Instituto Municipal de la Mujer (IMM) y la Procuraduría de la Defensa de la Mujer (Prodem) reportaron que atendieron a 52 víctimas de violencia contra la mujer, de las cuales el 98% lo sufrió en su entorno familiar y el 2% restante en el ambiente comunitario.
−Nosotros hacemos demandas como si hiciéramos tortillas de harina, o de maíz, que son más fáciles, en la maquinita. Te puedo contar muchos casos que toda tu imaginación no completaría para darte cuenta del abandono, del olvido, de las mentiras, de lo que se dice, porque luego nosotros somos bien chistosos, ¿no? Decimos: “Es que no denuncian”. Vete a tratar de denunciar un delito de violencia familiar, para empezar, piérdele el amor a 3 días porque eso te tomas −expresa con un evidente tono de molestia en su voz por el lento proceder de los altos mandos.
La falta de sensibilidad de las autoridades frente a este tema es lo que mantiene a Sandra peleando día con día para que en el futuro, cuando su hija pequeña sea mayor, no haya un gobierno en el que no se quiera validar la Alerta de Violencia de Género (AVG) porque ahuyentaría a los inversionistas, ni un vicefiscal que frente a un feminicidio afirme que las víctimas sí querían tener relaciones sexuales con su agresor, ni un presidente municipal que diga que nada más se mueren poquitas y no hay necesidad de hacer tanto escándalo, ni en un lugar donde tenga que intervenir la Secretaria de Gobernación para que se escuche lo que ella está gritando.
−Trabajar donde yo trabajo todos los días, es lidiar con la más absoluta frustración −comenta la directora, con una resignación que se filtra a través de cada palabra que sale de su boca.
Su postura al sentarse deja ver que está cansada. Su aroma lleva impregnado notas de mentol, o de los componentes de las pomadas que usa para aliviar las molestias físicas de su cuerpo; en el cuello, en los hombros, en la espalda, que se manifiestan apenas se entera de un caso o cuando tiene que hablar con un funcionario.
Las molestias de su alma, en cambio, son más difíciles de aliviar. Desde soñar que se encontraba en el lugar de la joven (Y), buscando a sus hijos, hasta la amenaza de violar a su hija para que de verdad tuviera motivos para levantar la voz como lo hace, solo pueden trabajarse psicológicamente mediante la contención emocional para no volverse indiferente o somatizarlo todo.
Este cansancio, la frustración y la invitación de un amigo en el momento indicado llevaron a Sandra Sierra a lanzarse como candidata para la presidencia municipal de Torreón por el partido Fuerza × México. Uno que estaba abierto a las minorías, a la diversidad y a los derechos humanos hizo que, a pesar de considerarse una mujer apartidista, aceptara el reto de convertirse en candidata.
−La intención no era ganar la presidencia, o sea, entendíamos las limitaciones en cuanto a este sistema político acostumbrado. La intención era generar una regiduría, llegar a través de un partido político, independizarme y convertirme en regidora ciudadana y empezar a tirar madrazos, literalmente, porque yo iba a llegar sin ningún tipo de atadura con absolutamente nadie pero, pues bueno, no salió… Espero que pronto se dé, que tengamos una presidenta municipal mujer en Torreón y una gobernadora mujer en Durango −expresa con un tono afligido pero que va adquiriendo un tono esperanzador con cada palabra.
Aunque Sandra Sierra no fue elegida presidenta municipal en Torreón, en el Gómez de su corazón, sigue teniendo un importante cargo público como titular del Instituto Municipal de la Mujer (IMM), y para el próximo 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, entre sus planes se encuentra la encomienda de generar un movimiento en la Laguna de Durango con las jóvenes, para promover que se activen y hablen de sus derechos, como en otros lugares de la región.
−Los grandes grupos de mujeres y de asociaciones, todos están aquí en Torreón, no es casual, es que aquí sí les hacen caso, es que aquí las autoridades tienen un nivel de sensibilidad mucho mayor. ¿Por qué no están en Gómez? Porque Gómez es un infiernito −afirma con su característico dejo de reclamo.
Algo que tampoco es casual son los aplausos que llenan la sala. Puede que muchos no estén de acuerdo en la totalidad de sus ideas pero todos reconocen el importante trabajo que realiza Sandra y su extensa trayectoria como activista, que la hacen una pieza clave para promover acciones conjuntas con los presidentes municipales de Lerdo y Torreón en el tema de atención a las mujeres en situación de violencia.
Ella sonríe amablemente y se despide de nosotros. Si alguien la viera un día común caminar por las calles de la ciudad, difícilmente pensaría que sobre sus hombros va la lucha de cientos de mujeres laguneras que demandan justicia.
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