• Durante el año, recolecta materiales que la gente desecha y le da una nueva oportunidad.
  • Su trabajo es completamente artesanal, construye escenarios para los nacimientos navideños.

Texto y fotos de:  Luz Hernández / Gómez Palacio, Durango

En el centro del mercadito navideño de Gómez Palacio, alrededor del Parque Morelos, entre las piñatas, la escarcha y las series, está el espacio de trabajo que durante más de 30 años ha ocupado la familia del señor Raúl Loera.

Cobijado por las figuras que representan a Jesús, José y María, a los tres Reyes Magos, a las y los pastores, el señor Raúl Olvera dedica una parte de su negocio a vender las propias figuras que elabora para adornar los nacimientos.

Fabrica fuentes, puentes de piedras, gallineros, chiqueros, conejeras, hasta casitas y árboles, todos ellos con materiales reciclados, cuya materia prima se encuentra en las calles y va recolectando durante todo el año.

“Puede ser desecho para la gente, pero para mí es materia prima y con eso me pongo a trabajar”, comenta.

Dice que cuando va manejando solo por la ciudad, le gusta observarlo todo, porque nunca sabe con qué buen material pueda toparse para fabricar sus escenarios, o bien, la inspiración completa para ellos.

Sobre todo en el rancho, si ve algo rústico que le guste, una casita que pueda reconstruir a pequeña escala, lo hace para navidad. Corta y pega estructura por estructura con esmero, la casita de adobe con sus tejas en el techo y al lado el corral. 

El resto del trabajo de la decoración es trabajo en conjunto con su esposa, quien se encarga de pegar las tres vacas que descansan en el corral, a las afueras la gallina con sus pollitos y en el techo un gallo y el pájaro, incluso por ahí en la reja una canasta con pan de azúcar.

Arma aproximadamente 40 de estos modelos por año, cada uno de ellos diferente y con el toque artesanal lagunero que los identifica de los otros vendedores, cuyas figuritas vienen desde Guadalajara y Ciudad de México.

También los distingue el precio, las maquetas que hace el señor Raúl van desde los 200 pesos, pero al ser fabricante puede negociar el precio con sus clientes, para recuperar la inversión de unos cuantos materiales y su mano de obra, contrario a los que son revendedores, pues a ellos les toca doblar el costo de sus mercancías.

“Vale más conseguirme un cliente nuevo”, explica.

Y es de la mano de esos buenos clientes que lo van recomendando, que ha tenido la oportunidad de que su trabajo haya llegado hasta los Estados Unidos. Esas fuentes que hace con la lámina inoxidable de los ductos de aire, bien empaquetadas con poliuretano, han atravesado la aduana y se encuentran adornando alguna casa del país vecino.

Es por ese reconocimiento y la pasión que le pone a su trabajo que no le importa que las personas lo tachen de loco o que critiquen la cantidad de material que tiene en la azotea de su casa, que es su lugar de trabajo.

O aquellos que creen que es muy fácil recoger las piedras y pegar una por una para hacer un puente o un corral. Pero a todos ellos, el señor Raúl les invita a que inviertan en el pegamento, el tiempo y la técnica a ver si pueden obtener un escenario como los suyos.

Y si no, los espera hasta el 24 de diciembre en el mercadito navideño, mientras atiende a sus clientes o continúa produciendo sus artesanías navideñas. Empeñado en que su trabajo le dé para los gastos; de los permisos, para el almuerzo, la comida y la cena.

Porque muchas veces se tienen que quedar a dormir ahí mismo, porque si bien las autoridades vigilan los alrededores, entre los más de cuarenta compañeros se turnan entre cinco y seis cada noche para cuidar su mercancía.

Pese a los obstáculos que se le has llegado a presentar como el incendio del 2016 o las bajas ventas, para el señor Raúl Loera y su familia es continuar con la tradición familia, ponerse en el mercadito navideño de Gómez Palacio.

“Nosotros tenemos que trabajar aquí, nos vaya bien o nos vaya mal, aquí tenemos que estar”, concluye.

El señor Raúl es vigilante, pero dice que siempre quiso ser carpintero, es quizá esa visión la que lo llevó a observar, a experimentar y lo que lo impulsó a hacer esas manualidades que vende en el mercadito, ese trabajo que convierte la basura de muchos en la navidad de otros.

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