ENTREVISTA POR: Alejandro Sandoval
Cecy Guerrero es egresada de la carrera de Comunicación y Periodismo, desde primer semestre comenzó a trabajar en La Opinión (ahora Milenio), donde fue su casa laboral durante 12 años. Como periodista se ha desempeñado en el área cultural, sin embargo, alterna su carrera profesional con su verdadera pasión: el Teatro. Después de cuatro años, regresa a las aulas de la Universidad Autónoma de La Laguna, haciendo lo que más le gusta: compartir sus conocimientos a las nuevas generaciones de la licenciatura en Comunicación y Periodismo de UAL.
– ¿Cómo surge tu amor por el teatro?
Desde que tengo uso de razón, toda mi vida laboral e incluso antes de trabajar directamente del arte, siempre la alterné con el teatro, tomando talleres o cursos desde que tenía 12 años. Siempre fui una niña que le gustaba mucho leer e imaginar y me di cuenta, de que el teatro me permitía llevar a cabo todo eso que imaginaba.
En su niñez, Cecy tuvo la fortuna de encontrar un libro o de ser encontrada por éste, al momento de leer “Las Siete Musas” de William Shakespeare, se dio cuenta que lo que ella hacía jugando y lo tomaba como pasatiempo, era algo que realmente existía: que era el teatro. A partir de ese momento, cada libro que pasaba por sus manos la hacía enamorarse aún más, y le ayudaba a pulir las habilidades que aún no sabía que tenía.
Decidió abrir su propia compañía “Hoja en Blanco”, que recién cumplió una década el pasado mes de octubre, después de haber formado parte de las compañías teatrales más grandes de La Laguna como: Isauro Martínez, Teatro Nazas y Teatro Garibay.
“Yo no veía mi vida sin hacer teatro. Tenía dos personajes, en la mañana en el trabajo tenía el papel de la periodista, pero una vez que salía y me iba a mis clases de teatro, era cuando salía la verdadera Cecy, la actriz”
– ¿Cómo es la creación de Hoja en Blanco?
Hoja en Blanco la creamos entre mi gran amigo Uriel Rangel y yo, trabajábamos juntos en el Teatro Nazas, nos dimos cuenta de que hacíamos muy buena mancuerna y decidimos crear nuestra propia compañía. Ganamos una beca para poder presentar nuestra primera obra y caímos en cuenta que necesitábamos un nombre para la compañía. Recuerdo que estábamos sentados con un montón de hojas en blanco escribiendo posibles nombres, pero ninguno nos convencía realmente.
Después de que estuvimos una hora a punto de darnos por vencidos, veo una hoja sin rallar, volteo a ver a Uriel y se me ocurre el nombre de Hoja en Blanco, ya que íbamos a crear historias y que mejor que una hoja en blanco para escribirlas.
“La Pinche India” del escritor originario de Nuevo León: Mario Cantú Toscano, fue la primera obra con la que Hoja en Blanco se dio a conocer, que habla sobre la discriminación que sufren los mexicanos por parte de otros mexicanos, la gente que se burla sobre tu aspecto físico, color de piel o ciertos rasgos que te minimizan. Una obra bastante fuerte en lenguaje, que no era digerible para todo público pues estaba cargada de palabras altisonantes. La obra duró dos años en cartelera y contó con 50 representaciones.
La pequeña compañía independiente pronto se hizo reconocida, premiada y elogiada por todo el gremio, tan solo en su primera obra.
“Nosotros no somos la típica historia en donde empiezan super mal y después triunfas, no. Pasamos de no ser nadie, a ser reconocidos, elogiados, premiados a ser Hoja en Blanco”
– ¿Fue difícil mantener ese tipo de calidad en las siguientes obras?
Mantener la imagen es muy pesado, cuando hicimos la segunda obra, todas las personas, pero sobre todo el gremio artístico esperaba que hiciéramos algo mejor que lo primero. Y hemos tenido la presión de hacer las cosas cada vez mejor, pues ya somos un medio reconocido. Después del tercer montaje entendí que no hago teatro por las críticas del gremio teatral, lo hacemos para el público, para que escuchen el mensaje que tenemos que decir. Así que la presión se esfumó.
Uriel y Cecy estuvieron cuatro años juntos dirigiendo la compañía, hasta que por motivos laborales Uriel se tuvo que despedir y desde hace seis años Cecy se quedó completamente al frente de Hoja en Blanco, y hasta apenas tres años se estrenó como directora con la obra: “Sonrisa Rota”.
Cuando me llega el texto de “Corazón Gordito” yo quería actuarla, yo quería ser Mango. ¿Por qué? Vivo en un contexto social en donde tener sobrepeso es mal visto y desde que soy consciente que no estoy buscando una corporalidad estética, sino sentirme cómoda con quién soy. Me di cuenta de que hay muchas personas que necesitan sentirse contentas como son.
Entre más leía, más se imaginaba la obra de cierta manera, y se convenció que en vez de actuar, iba a dirigirla. Cecy estaba dispuesta a traer un mensaje de aceptación y buscaba también hacer una concientización en la Comarca Lagunera.
– ¿Qué significa “Corazón Gordito” para ti?
Una evolución en Hoja en Blanco y aún más en mí, es la segunda obra que dirijo y en esta me siento más segura, sé que voy a hacer bien las cosas y ya no le tengo miedo a las críticas. “Corazón Gordito” me ha hecho más valiente. El elenco me dio toda la confianza para dirigirlos
– ¿Cómo crees que afecta esta obra en la sociedad actual y a las nuevas generaciones?
Es un tema muy actual, muy vigente, es una obra que habla sobre los estereotipos y los roles de género. Corazón Gordito es una obra que viene a decirle a todas las niñas que no está mal ser como eres y que puedes hacer lo que tú quieras. Trata sobre la libertad y sobre ser tú, sobre el amor propio y el amor que tu familia te tiene.
– ¿Qué es para ti el teatro?
“El teatro para mí es vida, es una forma de darle sentido a la vida, yo siento que sin el teatro no soy nada”
– ¿Crees que el teatro ha sido opacado por las plataformas digitales?
El teatro tiene que evolucionar y ya lo está haciendo, pero me niego a creer que está muriendo. Una pantalla no te va a dar la misma emoción de estar frente a frente con los actores y sentir cada emoción de los personajes.
“A todos los que van empezando en el teatro: no le tengan miedo al sentir, háganlo, vivan, permítanse sentir, el teatro tiene la posibilidad de salvarte de tristeza, soledad y sobre todo de ti mismo”.
El teatro sin duda es una de las mayores aportaciones culturales a la humanidad. Ver teatro es una experiencia inmersiva, mucho mejor que cualquier realidad virtual.