Reportaje: Luz Hernández/ Saltillo, Coahuila.
MUSEO DEL DESIERTO, LUGAR DE LOS DINOSAURIOS COAHUILENSES
Una parada obligada para conocer Saltillo, es el Museo del Desierto, que ofrece una experiencia inolvidable a chicos y grandes, el principal atractivo son los dinosaurios que han sido encontrados en territorio coahuilense.
Fue el 25 de noviembre de 1999 cuando el entonces presidente de México, Ernesto Zedillo Ponce de León y los consejeros directores de la Fundación Amigos del Desierto de Coahuila, inauguraron este museo, que hoy en día es referente nacional.
El Museo del Desierto tiene la misión de fomentar una cultura ecológica de valoración y respeto del desierto, al mostrar la riqueza de la vida, historia y cultura que emana del desierto mismo.
El recorrido al público es de 3.5 kilómetros, el cuál se compone de cuatro salas principales y tres patios que narran un aspecto particular de la historia o la vida en el desierto.
- Pabellón Desierto y su Pasado: muestra las diversas eras geológicas del pasado de nuestro país, con el fin de contar también cómo se formó la vida en esta región. Aquí encontramos fósiles de dinosaurios que habitaron el territorio Coahuilense, cuando era el mar de Tetis.
- Pabellón El Hombre y el Desierto: dedicado a mostrar cómo los habitantes del antiguo noreste mexicano aprendieron a vivir en el desierto y cómo ha evolucionado la relación del ser humano con el ecosistema a lo largo de los siglos.
- Pabellón Evolución y Biodiversidad: narra la forma en que diferentes especies animales y vegetales han evolucionado, la biodiversidad perdida o extinta, hasta llegar a la actualidad.
- Laboratorio de la Vida: una recreación de cómo era Coahuila hace 70 millones de años.
También cuenta con exposiciones temporales, un jardín botánico, un corredor de artesanos saltillenses, así como el refugio temporal para especies de animales dentro del museo.
El museo se localiza en Prolongación Pérez Treviño No.3745, en el Parque las Maravillas, abre de martes a domingo de 10 a 17 horas. El costo es de 145 niños de 4 a 12 años, 225 adultos de 13 años en adelante y 595 por familia ( dos adultos y dos niños).
EXPERIENCIA INOLVIDABLE, VIAJAR EN EL TIEMPO Y CONVIVIR CON DINOSAURIOS
Coahuila cuenta con fósiles marinos y terrestres con una antigüedad de 155 millones de años y de 11 mil años. Se han descrito 20 nuevas especies mexicanas de fauna prehistórica, el estado de Coahuila es uno de los 10 lugares con mayor riqueza fósil en el mundo, universidades nacionales y extrajeras analizan la riqueza paleontológica, fue en 2014 cuando se decretó a Coahuila como Tierra de Dinosaurios.
Jaime Sánchez, jefe de servicio social y voluntariado del Museo del Desierto, recitó al menos diez dinosaurios con sus respectivos nombres científicos: Coahuilaceratops magnacuerna, Muzquizopteryx coahuilensis, Mauriciosaurus fernandezi, Velafrons coahulensis, entre muchos otros, como el temido Tyrannosaurus rex, como el que te da la bienvenida en la explanada del museo.
El recorrido del museo empieza en el primer pabellón “El desierto y su pasado” para explicar cómo las corrientes marinas y de viento intervienen en la formación de un desierto y los tipos que hay en nuestro país, para dar paso a un viaje por el tiempo acompañado de una explicación sobre la Teoría del Big Bang y la creación del universo, qué partículas dieron origen a los primeros elementos, a los minerales, las formaciones rocosas que se crearon, a las primeras formas de vida como los trilobites y finalmente las más complejas; los dinosaurios.
De todas las historias que Jaime Sánchez, nuestro guía, contó, la más interesante es la del Velafrons coahuilensis, no solo porque lo descubrió una mujer, la paleontóloga Martha Aguillón, sino porque además del duplicado científico hecho de resina, fibra de vidrio y poliuretano, que se encontraba ensamblado frente a mí, en una vitrina al costado, protegida por un cristal, descansaban sobre el piso los verdaderos restos óseos del animal, uno que vivió hace 72 millones de años, justo donde me encontraba de pie.
Por si la experiencia no era ya maravillosa, el Museo del Desierto ofrece la posibilidad del recorrido HyperLab, un paseo en realidad virtual donde se puede caminar en la época de estos gigantes animales, conocerlos y alimentarlos.
La siguiente parada del viaje fue el segundo pabellón “El hombre y el desierto, un espacio de encuentros” una sala completa destinada a aprender sobre los primeros pobladores de la región, las primeras civilizaciones y el periodo de colonización. En épocas más recientes, el desarrollo de la vitivinicultura, el ferrocarril y la producción agrícola e industrial que caracteriza a cada región del estado.
A las afueras de esta sala se encuentra un espacio destinado a exposiciones temporales, donde artistas locales pueden exponer su obra. Hasta el 11 de septiembre Avelina Fuentes y Alejandro Fuentes Quezada presentan Mar de Tetis, una representación del océano en la era de los dinosaurios.
Tres enormes recreaciones de lo que fueron los mamuts son los que dan la bienvenida al tercer pabellón “Evolución y Biodiversidad”, una explicación de los animales mamíferos que habitaron nuestro planeta, sus ecosistemas, y las causas de su extinción, así como la biodiversidad que poseemos en la actualidad.
Parte de los protocolos por COVID-19 obliga al museo a tener ventiladores en cada sala para mantener la circulación del aire, así que quedé sorprendida cuando vi que el aire movía el pelo de los coyotes, y es que, caminar entre cientos de ejemplares de animales que no esperarías tener frente a frente, despierta una extraña sensación de incredulidad, luchas contra las ganas de extender la mano y tocarlos esperando que reaccionen. Pero por más fijo que los mires a los ojos, el brillo en su mirada es una ilusión de las luces del lugar pues el animal está muerto y disecado para evitar su descomposición.
Los que sí se mueven son los animales del desierto viviente, el zoológico propio del museo, que además de resguardar cuatro osos negros (Ursus americano) y otras especies propias del desierto, en ocasiones funciona como un centro de rescate cuando hay ejemplares que requieren atención veterinaria y recuperación, y que posteriormente serán liberados en sus hábitats naturales. Esto habla del compromiso que el Museo del Desierto tiene con la naturaleza y la sociedad. Como asociación civil sin fines de lucro, sin aportes económicos del gobierno es un logro que el museo se haya convertido en uno sostenible y que tenga reconocimientos como el primer museo de historia natural que habla del desierto en México y el más grande de Latinoamérica.
Inclusivo para las personas con discapacidad con recorridos en lengua de señas y carpetas Braille, el museo contemplativo, con 22 años de existencia ha cumplido su misión, fomentar un sentido de respeto, valoración y pertenencia al desierto, la historia, la vida y la cultura que en él se han desarrollado.
El Museo del Desierto es la primera parada de la ruta Vinos y Dinos, una estrategia turística en la que la región vitivinícola y paleontológica convergen. Hay dos rutas, hacia el desierto o hacia la montaña pasando por distintas haciendas, vinícolas y ranchos.
COAHUILA DESTACA POR LA CALIDAD DE SUS VINOS
Fue Frida Montes de Oca, gerente de grupos de OCV Saltillo quién destacó que existen más lugares de Coahuila que se dedican a la producción de vid y vinos, no sólo Parras de la Fuente tiene viñedos y vinícolas. En el estado existen vinícolas en la zona sureste, centro y frontera de Coahuila.
Advirtió que el vino se puso de moda en México y en Coahuila. “En Coahuila están de moda las experiencias de visitar viñedos, catar vinos o realizar maridajes de la mano de sommeliers. Es una gran oportunidad para el turismo, el sector restaurantero y de negocios de exportación, además de ser una experiencia inolvidable recorrer varios rincones del Estado de Coahuila”.
En Coahuila se producen vinos de alta calidad como es el caso de Arteaga en Los Cerdos y Los Vientos, en General Cepeda se encuentran las bodegas de Las Amonitas, Hacienda Florida y Capellanía, mientras que en Saltillo se ubica el Fortín y San Juan de la Vaquería.
Los vinos coahuilenses recibieron premios internacionales en la época de la pandemia, posicionando a la entidad como el estado con más premios a nivel nacional. Será en el mes de noviembre cuando se realice en Parras de la Fuente, el Mundial de Bruselas, lo que colocará a Coahuila como destino vitivinícola a nivel internacional.
SIGUIENDO LA RUTA DE LOS VINOS Y DINOSAURIOS
Sin importar la dirección, la segunda parada obligatoria es San Juan de la Vaquería, un viñedo de la familia Aguirre fundado en 2008, cuyos Íconos paleontológicos son el ictiosaurio, reptil marino más parecido a los delfines actuales que medía hasta 21 metros de longitud y nadaba hasta los 40 km/h, y los amonites, moluscos con tentáculos en la cabeza, ancestros de los pulpos.
Con más de 10 años de experiencia, lo primero que te recibe al llegar a este lugar son las inmensas hileras cultivo de uvas que se extienden ante tus ojos, el clima fresco y una copa de vino Verdejo 2021. Antonio Silva, guía a cargo del recorrido, descorcha la botella y lo sirve junto con una paleta de mango, el consejo: remojar la paleta en vino o dejar que se deshaga para tener algo como una mimosa.
La experiencia empieza con la explicación del cultivo y de la vid. El sello de la casa es producir vinos de calidad antes que gran cantidad, por lo que sus parras crecen en un solo brazo hacia el lado izquierdo, y además de las hojas de la parra que protegen a la uva del sol y los depredadores están rodeados por una delgada malla negra que les brinda protección.
Los vinos de San Juan de la Vaquería son orgánicos, no contienen químicos ni edulcorantes. El color característico viene únicamente del color de la cáscara de la uva. El enólogo es el encargado de supervisar el cultivo de la uva de las 18 hectáreas que posee el viñedo.
El siguiente paso en el proceso de fabricación es en la bodega, mediante los tanques de acero inoxidable donde ocurre la fermentación, las barricas donde se oscurece el vino y se le suman aromas y sabores propios de la madera. Sin embargo, el vino blanco y rosado no pasan por la barrica, únicamente el tinto y como especialidad de la casa; el Verdejo solo por cuatro meses. Lo siguiente es el embotellado donde a través de maquinaria, el vino se inyecta en la botella, se le coloca el corcho a una presión de 70 kilogramos y se reservan nueve meses en la bodega, para supervisar el perfecto embotellado. La parte final es el etiquetado y la distribución de las botellas.
La última enseñanza en San Juan de la Vaquería, es la degustación de vinos con maridaje que se lleva a cabo a las afueras del viñedo, en la hacienda edificada hace más de 400 años. Según Antonio Silva, el guía, el maridaje consta de un buen vino, una buena comida y una buena compañía, y no es otra cosa más que la correcta combinación de los sabores.
Entre consejos para descubrir la edad de un vino, el grado de alcohol, la recomendación de mantenerse hidratado, ver los colores, oler los recuerdos y la forma correcta de tomarlo, las posibles y más exóticas combinaciones para un maridaje, los consejos para quienes apenas empiezan tomar vino, la presentación va llegando a su fin. Es momento de dar paso a la música y una buena plática antes de partir.
Pero el turismo en Saltillo no se reduce a Vinos y Dinos, lo interesante de la ciudad es dar un recorrido a bordo del tranvía para escuchar la historia de la fundación de la ciudad, que está cumpliendo 445 años, la cultura influenciada por sus orígenes tlaxcaltecas, el sarape, el pan de pulque, la danza de los matachines, y apreciar la arquitectura que le dio el título del Centro Histórico con más estructuras de adobe en Latinoamérica. Sin descartar la cantidad de museos que la hacen la segunda ciudad con mayor cantidad de museos por habitantes, solo por detrás de la Ciudad de México.
Saltillo, The Little Jump, Villa de Santiago, San Esteban de la nueva Tlaxcala, el barrio del ojo de agua, la ciudad del aire acondicionado, a lo largo de la historia la han llamado de muchas formas, peros sigue siendo la misma, el lugar donde emana el agua. Dicen los lugareños que él que prueba agua de Saltillo nunca se va, ¿será?
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