• En un mundo visual, las personas con discapacidad visual tienen un reto mayúsculo al realizar cualquier actividad, incluyendo el estudio.
  • Pide a los encargados de la educación y a los empresarios, no discriminar e integrar a las personas con discapacidad a la sociedad.

Por: Haide Ambriz Padilla / Torreón, Coahuila.

Marisol Dalay Tapia Morales, actualmente cursa el octavo semestre de la licenciatura en psicología en la Universidad Autónoma de La Laguna, integrante destacada del Mariachi y Rondalla de esta casa de estudios. Nos comparte su historia de vida y logros. Fue prematura al nacer y presentó la retinopatía del prematuro, lo que derivó en que perdiera completamente la vista. Sin embargo, nada ha detenido nunca a Marisol, sueña con egresar de su carrera, ejercerla y formar una familia, sólo pide a la sociedad que la deje cumplir su sueño, que no la juzguen, ni la discriminen y de lo demás se encarga ella.

¿Cómo fue el proceso de adaptarte a la educación en época de pandemia?

Creo que todos los contextos son diferentes, todos vivimos la pandemia, pero en mi caso, me enfrentaba a más retos que mis compañeros, por ser una persona con discapacidad visual. Uso la tiflotecnología, que es toda aquella tecnología que cuenta con accesibilidad, desde el lector de pantalla hasta navegar por Internet de manera independiente. Sin embargo, en aquel momento que nadie sabía cómo manejar las plataformas virtuales, prioritariamente visuales, pues yo estaba mil veces peor. Desde el examen de admisión, no lo pude hacer sola, porque el sitio no es accesible para personas con discapacidad visual, me tuvieron que asistir en mi casa, entonces no fue para nada igual que mis compañeros el reto de la educación en tiempos de pandemia.  

¿La tecnología para las personas con discapacidad es cara?

Sí, recordemos que todos los productos para las personas con alguna discapacidad son caros, sean o no tecnológicos, la sociedad no está habituado en pensar en nosotros. Desde la computadora con lector de pantalla en todos los programas, es más costosa que una computadora normal.

¿Ha sido fácil estudiar para una persona con discapacidad visual?

Lo contaré como una historia, nací en el 2001, fui prematura de seis meses, tuvieron que practicarle una cesárea de urgencia a mi mamá y al sacarme me llevaron a la incubadora, ese fue mi hogar por los siguientes meses.  Ya que mis órganos no habían madurado al cien, en especial mis pulmones y los ojos. De ahí pasa el tiempo, me operan el ojo izquierdo, sin embargo, no pueden rescatar la visibilidad. Mi primera infancia la recuerdo siempre en terapia, con estudios, estimulación temprana, para que yo conociera las formas y demás. Desde muy pequeña estuve en un Centro de Atención Múltiple ( CAM), también estuve en la Asociación Ver Contigo, a los siete años vamos a Monterrey a la Asociación Destellos de Luz, ya que regalaban máquinas Perkins, es decir máquinas de escribir para las personas con discapacidad visual. En el CAM estuve hasta los 5 años, a los seis años me meten a la primaria normal Octavio Paz, los niños me empezaron a aislar y hacer bullying, incluso las maestras decían que no podían trabajar conmigo, sin embargo, la directora de aquel momento pidió que me recibieran, ella aprendió el sistema Braille, para luego enseñarme a leer y escribir. La secundaria la cursé en la Técnica 92, en esa escuela sí tuve maestro de apoyo, si bien no sabían al cien el Braille, era muy didáctico, me enseñaba con modelos a escala. La preparatoria la hice  de dos años en la Universidad Autónoma de Durango, en Torreón pero sí fue muy difícil porque nadie sabía cómo tratar a las personas con alguna discapacidad, me enfrenté a maestros que sabían mi diagnóstico y sin embargo, su respuesta era tú sabías los retos a los que te enfrentabas al estudiar preparatoria, no puedo hacer nada por ti, si no entregas lo mismo que tus compañeros te vamos a reprobar. Finalmente entré a la Universidad Autónoma de La Laguna, aquí ya habían pasado alumnos ciegos y los maestros sabían cómo tratarlos y orientarnos en clase.

¿Qué le pedirías a los responsables de la educación en México?

Que hicieran algo por romper estigmas, organizar talleres a los maestros y directivos de las instituciones educativas para sensibilizar a cerca de los distintos tipos de discapacidades que hay en el país, invitar a las empresas a esta vinculación, porque hay muchas personas que tienen una discapacidad y están estudiando una carrera con la esperanza de que, al egresar, sean contratados y reintegrados a la sociedad, que rompan el ciclo de la discriminación institucional.

¿Al egresar te visualizas trabajando en el área que estudiaste?

Sí, me veo en mi consultorio particular o en una empresa, me llama mucho la atención trabajar en una empresa para seguir demostrando que las personas con discapacidad tienen la misma capacidad, cuentan con las competencias académicas, sociales e intrapersonales, lo que las hacen aptas para trabajar y desempeñarse en cualquier trabajo.

¿Qué les dirías a las personas que tienen una discapacidad visual o cualquier otra y están dudando en estudiar una carrera?

Primeramente, me dirigiría a su familia, les diría que no tengan miedo a pesar de que se tiene, yo lo vivo con mis papás ellos tienen miedo siempre por mí, yo les diría que sobre el miedo, de todos modos dejen a sus hijos explorar y entender el mundo, vivir todo lo que se tiene que vivir y experimentar o se quedarán en una burbuja y eso no está bien. Los padres no son eternos, algún día se tendrán que ir y si no dejaron a sus hijos intentar vivir, será muy tarde. Después le diría a las personas con alguna discapacidad: hagan caso a sus emociones, si algún día sienten que no pueden levantarse de la cama, seguramente al siguiente día se levantarán, deben confiar en su instinto y tener ganas de lograrlo, de hacerlo, conseguirlo. Siempre puedes y al final todo pasa, lo que creías que no podrías hacer, lo haces. Es mejor hacerlo, que quedarse con las ganas.

¿Qué le pedirías a la sociedad?

Que no tengan miedo de acercarse e a una persona con discapacidad, que siempre sean respetuosos, que pregunten siempre, en lugar de dar por sentado las cosas. Que sean más empáticos con las personas que viven con alguna discapacidad. A las autoridades les pediría que piensen en nosotros, modificando la infraestructura urbana, el transporte público, que capaciten a los choferes, que sepan cómo trata a las personas con discapacidad.

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