- El ingenio mexicano es una cualidad muy apreciada en otros países.
- En México falta más experimentación en laboratorios y explicar para qué sirven las ciencias duras en la cotidianeidad.
Por: Haide Ambriz Padilla/ Torreón, Coahuila.
Dr. José Miguel Jáuregui García, ingeniero de Hardware en Hartmann Controls en Canadá, también colabora con la Universidad de Toronto en proyectos de investigación para el observatorio de Algonquin ( es uno de los centros más avanzados de investigación para los estudios de Radioastronomía en Ontario, Canadá), actualmente trabaja en un proyecto para diseñar 10 mil antenas en Taiwan, además es mentor y asesor a distancia del Club de Robótica de UAL ( E-Hawks 6199).
El especialista en astrofísica e instrumentación por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), lagunero radicado en Canadá, aprovechó sus vacaciones para impartir un taller al equipo de robótica de la Universidad Autónoma de La Laguna.
¿Cómo evalúas el ingenio mexicano, aplicado a la ciencia y tecnología?
Justo el ingenio mexicano es una cualidad muy buscada en otros países, ya que no están acostumbrados a resolver problemas como lo hace el mexicano cotidianamente, esta creatividad la traemos como parte de nuestra cultura, resolvemos problemas con alambres y tuercas, mientras que en otros países la solución debe darse con los artefactos que ya están fabricados, no existe esa inventiva. Sin embargo, esa capacidad de adaptarse y encontrar soluciones inmediatas es algo que los buscadores de talentos esperan de los ingenieros. Esa capacidad de adaptarse y encontrar soluciones, la queremos promover en las nuevas generaciones, con los clubes de robótica y hacer más cercana la ciencia y la tecnología en los jóvenes.
¿Cómo se puede acercar a los jóvenes a la Ciencia y Tecnología en México?
Primero quitar el mito de que el investigador, desarrollador o mentor es alguien lejano, que es un genio que sabe matemáticas y siempre anda pensando en cosas elevadas. Sí es así, pero no es todo el tiempo, el investigador debe ser alguien apasionado con su área de experiencia, para que pueda transmitir esa pasión a los que vienen detrás de él o ella, porque la ciencia no tiene géneros, es universal. Por ejemplo, yo traigo siempre a mi pingüino, tengo fotos con él en muchos observatorios astronómicos, el pingüino no le quita lo serio a la investigación, pero pretende interesar a la niñez y juventud en la astronomía. La ciencia no sebe ser sinónimo de aburrido, debe ser apasionante.
Muchos jóvenes se desaniman de carreras vinculadas a la Ciencia y Tecnología en México, porque reprueban materias de ciencias duras ¿Qué les dirías a todos ellos?
No pasa nada, si no funciona o falla, tomo nota y vuelvo a intentar, es como todo en la vida, al primer intento, no vas a aprender andar en bicicleta, debes practicar y aprender de tus errores. Les comparto, yo tenía un jarro de las vergüenzas, todas las tarjetas que no funcionaban, se depositaban en ese lugar. Cuando acudían los estudiantes a ver tarjetas que habían viajado por el mundo, les decía que, por cada éxito, había fracasos o mejor dicho, aprendizajes de cómo no hacer las cosas. Una frase que tenía un asesor decía: en un mal día me equivoco 20 veces, en un buen día me equivoco 50, pero esas 50 son diferentes y aprendí de cada error o intento.
¿Háblanos del pingüino, en qué te ayuda y cuál es su historia?
El pingüino va conmigo a todas partes, se llama Taquinux, es la combinación de taco y Linux, es un pingüino que me regaló mi abuelita hace 12 años, cuando iba a empezar mi doctorado, me lo regaló un año antes. En el INAOE en Puebla, había visitas guiadas y había gente que hacía la maestría o el doctorado, muchos no se acuerdan de mi nombre, pero sí del pingüino, es un éxito en temas de mercadotecnia e imagen.
¿El pingüino te ayuda a conectar con las nuevas generaciones?
Sí, mucho. Sobre todo, cuando se trata de dar pláticas para niños, los niños prefieren hablar con el pingüino que, con un doctor y astrofísico, es más fácil conectarme con la niñez y la juventud, todo se explica mejor con el pingüino. Tengo fotos del pingüino haciendo muchas cosas, que luego explica con calma a las nuevas generaciones.
¿Consideras que hace falta mayor creatividad a los profesores de las ciencias duras en niveles básicos, para despertar vocaciones a temprana edad?
Sí y no sólo en México, en nuestro país somos buenos para las matemáticas, en el sentido que le entendemos de una manera empírica, somos de prueba y error, lo que hace falta es poquito de práctica y que se enseñe, no que les pidan a los estudiantes memorizar ecuaciones, eso es matado y aburrido. Es mejor explicar en qué sirve, en qué se aplica o bien, meterse más a los laboratorios a experimentar y materializar la teoría. La educación lamentablemente se ha convertido en una fábrica, donde el maestro lee el libro de apoyo, se para en frente de la clase y ya, no motivan, no son creativos, no retan la imaginación de sus alumnos.
¿Qué les dirías a los jóvenes interesados en los clubes de robótica en el país?
Su trabajo no es aprender qué es robótica, es crear la robótica del mañana. Lo que hay ahorita, ya está hecho, pueden aprenderlo, pero lo que necesita el país es que innoven, que desarrollen cosas nuevas, brinden soluciones al mundo.
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